Columna de opinión de Edilson Ballesteros / ACORD Cundinamarca
“hoy lamentablemente tenemos que decirle a Colombia que definitivamente perdimos los juegos”.
Eso lo dijo el presidente del Comité Olímpico Colombiano, Ciro Solano, el pasado 2 de febrero, y se siguen buscando culpables.
Acusaciones van y vienen, pero muy pocos se preocupan por ponerse en la tarea de recuperar la credibilidad en Colombia.
Hay que convencer de nuevo a los diferentes estamentos internacionales, que nuestro país está en la capacidad de realizar grandes eventos deportivos como ya lo demostró haciendo varios certámenes del Ciclo Olímpico.
Titánica labor porque seguramente habrá que empezar de cero después de haber perdido la sede de Los Juegos Panamericanos de 2027, pero es urgente iniciar ya esa campaña para volver a tener el respeto que Colombia merece.
Por ahora, los esfuerzos están encaminados a recuperar los 2.250.000 dólares que le entregó Barranquilla a Panam Sports, y que según el contrato, la entidad que rige el deporte panamericano no estaría en obligación de devolver ese dinero.
Quién tuvo la culpa de la pérdida de la sede, es la pregunta que muchos se hacen, pero único cierto es que el gran perdedor es el deporte colombiano.